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martes, 5 de enero de 2016

1 - El Alba del Cristianismo - El Imperio Romano




El alba del cristianismo

Para empezar con la Historia del Cristianismo, es necesario hacer un corto repaso de Historia Universal, para poner en su contexto el tiempo y el lugar del nacimiento de Jesucristo y del Cristianismo.

Hace más de 2000 años, en el amanecer de la era cristiana, los principales centros de civilización y del saber humano estaban situados en cuatro regiones de la Tierra: El Mediterráneo, Mesopotamia,  la India y China.

Mapa de las primeras civilizaciones del mundo


De estas regiones del mundo antiguo, sin duda la cuenca del mar Mediterráneo fue la región de mayor riqueza y variedad cultural, donde florecieron las culturas egipcia, griega, romana y otras civilizaciones. Fue en el  Mediterráneo donde se desarrolló el Imperio que dejó la huella mas profunda que  ha dejado nación alguna en la Historia, el Imperio Romano. Y fue en el seno de  este Imperio donde apareció y se desarrolló el cristianismo.

Lo que hoy llamamos  el mundo occidental y las actuales naciones en las cuales el cristianismo es la  principal religión, tienen su cuna en la civilización grecorromana y en el Imperio Romano. Con el paso de los siglos, la civilización occidental fue la que tuvo mayor empuje y fuerza expansiva, hasta el punto de que hoy en día su cultura y su influencia llegan al planeta entero. Mirando en retrospectiva los hechos anteriores, tal vez no sea temerario afirmar que difícilmente se hubiera podido escoger un lugar o un tiempo mejor, para sembrar las  semillas de un movimiento espiritual que en un futuro hiciera llegar su mensaje a todo el planeta y a toda la humanidad.



La ciudad de Roma fue fundada, según la leyenda, en el año 753 a.C. Sus habitantes, los romanos, trataron de crear un gobierno eficiente, se libraron de  sus reyes y crearon una república. Roma inicialmente fue una ciudad - estado  rodeada de pueblos hostiles. Con el paso de los siglos y gracias a su eficiente organización militar, los romanos fueron ampliando su dominación sobre las regiones circundantes, y en la época en que su ciudad tenía cinco siglos de antigüedad, lograron la dominación de toda la península italiana. Roma se  transformó entonces en una potencia naval y se enfrentó a otras grandes naciones del mundo mediterráneo, y aunque sufrió  derrotas, siempre logró la victoria final. En el siglo II a.C. ya era la mayor potencia de todo el Mediterráneo.

En el siglo I a.C., Roma derrotó a sus rivales y extendió su dominio a todo el Mediterráneo, desde el océano Atlántico hasta el mar Caspio, bajo la dirección de sus eficientes generales Pompeyo y Julio César. En sus dominios quedó incluida Grecia, cuya civilización y cultura era muy admirada por los romanos, y Judea, con su capital Jerusalén.


 
Fuente: Google – maps of the Roman Empire


Estatua del emperador Augusto
Luego de una serie de guerras civiles, Octavio, sobrino nieto de Julio César, quedó en el poder tras derrotar a  todos sus rivales y en el año 29 a.C. finalmente llegó la paz y terminaron las guerras de siete siglos, tanto las de conquista como las civiles. La república no era el sistema más conveniente para gobernar la inmensa extensión de tierra y mar que dominaba Roma, y conquistada la paz, Octavio reorganizó el gobierno de todos los territorios romanos centrando las riendas del poder en sí mismo. Sin embargo, Octavio trató respetuosamente al Senado Romano y, aunque lo dejó sin poder real, lo conservó como un órgano de consulta y mantuvo la ficción de la república. El Senado le confirió el título de "Augusto", con el cual es más conocido en la historia. El ejército lo consideró  el "Imperator" (comandante o líder), por lo que Augusto es considerado el primero de los emperadores romanos.


El reinado de 45 años de Augusto, fue el siglo de oro para el Imperio. Con el Mediterráneo en paz y el Imperio bien administrado, cayeron los obstáculos que hasta entonces obstruían el comercio y la difusión de las ideas. Las provincias se convirtieron en países civilizados y florecientes y sus habitantes pudieron dedicar más tiempo al pensamiento y al espíritu. Los romanos fueron fervientes  admiradores de la cultura griega, a la que copiaron e imitaron. La paz permitió que la filosofía, el arte y la literatura helénica se extendieran por todas las provincias del Imperio, y en sentido contrario, las religiones y los exóticos cultos de las provincias orientales invadieron Roma.


Como se verá en más adelante, el cristianismo evolucionó bajo la influencia del Imperio Romano, y no se habría expandido y desarrollado como lo hizo si un vasto dominio unido no hubiese permitido a sus primeros misioneros viajar libremente por muchas provincias populosas. Con el tiempo, el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Estado Romano y aún hoy, la Iglesia Católica conserva  mucho de la atmósfera, la pompa y el lenguaje del Imperio.

El suceso más destacado del reinado del Emperador Augusto, hecho que pasó inadvertido en la época, fue el nacimiento de un anónimo individuo en un rincón  del Imperio, en la provincia de Judea.



CAPÍTULO SIGUIENTE:  Los judíos 


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