Jesús
Todo lo que
sabemos hoy en día de la vida de Jesús y del primer siglo del cristianismo,
proviene únicamente de los Evangelios y otros escritos cristianos. En el Imperio Romano del siglo I, los
cristianos eran una insignificante secta oriental y pasaron desapercibidos para
los historiadores de la época. La primera referencia al cristianismo la
describe Tácito hacia el año 100, con motivo de la persecución ordenada por Nerón contra los
primeros cristianos, cuando fueron acusados de causar el incendio que destruyó
Roma en el año 64. El nacimiento de Jesús, durante el reinado del emperador
Augusto, así como su vida y crucifixión
durante el reinado del emperador Tiberio, pasó totalmente inadvertida para los
habitantes del Imperio romano, con excepción de la lejana provincia de Judea,
donde Jesús predicó.
Se llama
Evangelios a los textos que exponen la vida y enseñanzas de Jesús. Existen más
de treinta evangelios, pero solo los cuatro más antiguos forman parte de la Biblia. Estos cuatro evangelios fueron escritos a finales
del siglo I después del incendio de Roma. Los demás evangelios, conocidos como evangelios apócrifos, fueron escritos en el siglo II o después.
El tema de cómo, cuándo y dónde se escribieron estos textos será tratado en un
capítulo posterior.
Durante los
años transcurridos desde su muerte y hasta finales del siglo I, las enseñanzas
y la vida de Jesús se transmitieron oralmente, con las alteraciones y contradicciones naturales que las tradiciones orales conllevan. Los Evangelios mismos fueron modificados a lo largo de los
siglos, de la copia de un manuscrito a la siguiente, y las versiones más
antiguas conocidas actualmente provienen del siglo IV. En consecuencia, los
textos que han llegado a nosotros, 2.000 años
después, no son tan completos ni precisos como quisieran los historiadores, pero permiten reconstruir y delinear algunos aspectos esenciales de la vida de Jesús.
El origen de
Jesús (forma griega de Josué) no es claro. La poesía de los relatos de Navidad
dice que Jesús nació en Belén, pequeña ciudad situada al sur de Jerusalén.
Varios historiadores consideran que Jesús nació realmente en la aldea galilea
de Nazareth, y era conocido como "el nazareno" o "el
galileo". Las profecías judías decían
que Belén sería el lugar de nacimiento del Mesías, puesto que mil años antes
había sido el lugar de nacimiento del rey David, y es posible que sus
seguidores en el siglo I hayan adaptado su nacimiento a estas profecías. Su
nacimiento se estima que fue entre los años 9 y 4 a.C. Es extraño decir que
Jesús nació de nueve a cuatro años
"antes de Cristo", pero esto se debe a un error de un monje sirio,
Dionisio Exiguo, quien alrededor del año 535 d.C. argumentó que Jesús había
nacido en el año 753 A.U.C. (753 años después de la fundación de Roma), error que fue corregido siglos
después, cuando ya era inconveniente cambiar la numeración de los años de la
era cristiana. De la cronología de la vida de Jesús, los historiadores solo
admiten como seguro que apareció en público alrededor del año 29 d.C. Se desconoce la duración de su vida pública,
que probablemente osciló entre 1 y 3 años.
Los evangelios no hacen
mención a la vida de Jesús antes de iniciar su predicación, excepto por una
breve mención en el Evangelio de Lucas a una visita con sus padres al Templo de
Jerusalén cuando Jesús tenía 12 años. Jesús inició su predicación
aproximadamente a los 30 años de edad, lo cual quiere decir que no se sabe nada
de la mayor parte de su vida. Su infancia posiblemente transcurrió en Nazaret
con sus padres, sus hermanos y sus hermanas. Para la gran mayoría de cristianos
es una sorpresa que los historiadores hablen de hermanos y hermanas de Jesús de
Nazaret, pero éstos son mencionados varias veces en los evangelios (dos veces
en el Evangelio de Mateo, dos en el Evangelio de Marcos, una en el Evangelio de
Lucas y dos en el Evangelio de Juan) y en los Hechos de Los Apóstoles. Dado que
la existencia de hermanos carnales de Jesús de Nazaret entra en contradicción
con el dogma de la virginidad perpetua de la Virgen María, que mantienen la
Iglesia Católica y otras confesiones cristianas, éstas prefieren llamar
“primos” o “hermanastros” a los hermanos de Jesús. Su vida pública se inició
cuando se reunió en el desierto con el predicador llamado Juan el Bautista,
quien predicaba a todos los judíos un arrepentimiento seguido de un baño
purificador que aseguraba el perdón divino en el Juicio Final que ya se
avecinaba.
Después del arresto
de Juan el Bautista hacia el año 28, durante el reinado del emperador Tiberio, Jesús cesó de bautizar y cambió su
predicación; en lugar de llevar hacia el
desierto a las muchedumbres arrepentidas para bautizarlas, como hacía Juan, les
llevó un mensaje liberador que, mediante el amor al prójimo sin discriminación
de raza, condición social o nacionalidad, ofrecía a todos de manera inmediata
la posibilidad de vivir en paz con Dios; reducía las exigencias de la Ley judía
al amor a Dios y enseñaba que el amor a Dios se lleva a cabo a través del amor
al prójimo; "Haced a los demás lo que queréis que os hagan a vosotros
mismos... Un mandamiento nuevo os doy, y es que os améis los unos a los otros
como Yo os he amado." La fe era algo esencial para estar con Dios. Para
Jesús, tener fe era tener total confianza en Dios, y no la aceptación intelectual
y ciega de doctrinas sobre la naturaleza de Dios, como posteriormente se vino a
considerar cuando el cristianismo se transformó en una religión.
Predicación de Jesús |
Algunos de
sus discípulos y seguidores empezaron a afirmar que él era el Mesías que el
pueblo esperaba. Se le empezó a llamar así y además Hijo de Dios, Salvador, Rabbi, hijo de David, Hijo del Hombre,
etc. Posiblemente Jesús no se atribuyó personalmente ninguno de esos títulos,
pero aceptó que la gente los utilizara para caracterizarlo, seguramente con la
convicción de que lo importante era que su mensaje fuera aceptado por el mayor
número posible de personas. Jesús tenía la seguridad de desempeñar un papel
único en lo que él llamaba el Reino de Dios ya presente.
Jesús
reunió un grupo de discípulos devotos a los que instruyó con cuidado para que
difundieran sus palabras. De éstos, doce lo acompañaron en su predicación y se
conocen como los doce apóstoles. Ellos fueron, en
orden de elección:
Simón, renombrado por Jesús como Pedro o
Simón Pedro.
Jacobo, hijo de Zebedeo, conocido en
español como Santiago el Mayor.
Andrés, hermano de Pedro y exdiscípulo de
Juan el Bautista.
Juan, el menor de los doce, también hijo de
Zebedeo
Felipe de Betsaida
Bartolomé, hijo de Talemai, llamado también
Natanael de Caná.
Tomás, también llamado Dídimo o Mellizo.
Mateo, el publicano o recaudador de
impuestos, llamado también Leví.
Jacobo, hijo de Alfeo, conocido en español como
Santiago el Menor.
Judas Tadeo.
Simón el Cananeo, el Zelote (guerrillero).
Judas Iscariote. A causa de su traición a
Jesús, se ahorcó y fue remplazado por Matías.
Matías, el sucesor de Judas, elegido a la
suerte en el Monte de la sangre.
Todos ellos
eran galileos con excepción de Judas Iscariote, quien se presume era de Judea.
La
predicación de Jesús no tenía el propósito de crear una nueva secta o religión;
Él y sus discípulos fueron judíos devotos y no se apartaron de los mandatos del
judaísmo. Sus célebres palabras "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra
edificaré mi Iglesia", del evangelio de San Mateo, son el principal argumento
que ha esgrimido la Iglesia Católica para atribuir a Jesús su fundación. Pero
Jesús y sus discípulos (mientras Él vivió) fueron "pescadores de
hombres" y nunca se preocuparon por teología, ceremonias, sacramentos,
sacerdocio, organización jerárquica, etc. En los evangelios, la palabra
“iglesia” no debe entenderse como una institución actual o futura, ni como un
edificio dedicado al culto a Dios. El antiguo equivalente semítico de la
palabra "iglesia" o "ekklesia" designaba la reunión general
del pueblo judío ante Dios.
Los sacerdotes
judíos veían con irritación y celos como Jesús atraía cada vez a más gente, y
aunque Jesús predicaba una doctrina de rechazo a la violencia, les preocupaba
que pudieran presentase problemas con los romanos por un brote de mesianismo,
pues el nuevo procurador romano, Poncio Pilatos, había dado muestras claras de
que ahogaría en sangre cualquier revuelta.
Mapa de los lugares donde vivió Jesús |
Después de la
crucifixión de Jesús, sus discípulos huyeron y se ocultaron para escapar de la persecución. El fracaso parecía
completo, pues Jesús no dejaba tras de sí ni escritos ni grupo organizado, y su
mensaje quedaba desacreditado por su muerte. Sin embargo, los discípulos
dispersos y desanimados fueron arrancados de
sus escondites, según su propio relato, por misteriosas apariciones de Jesús
que los exhortaba a reemprender la obra interrumpida, afirmándoles que había
vencido a la muerte. Numerosos discípulos reemprendieron con nuevo ánimo la
divulgación del mensaje de Jesús y el relato de su resurrección. El impulso
inicial estaba dado y de allí las palabras de Jesús se extenderían por todo el
Imperio Romano.
CAPÍTULO SIGUIENTE: Los primeros años del cristianismo
Los capítulos publicados hasta ahora se pueden consultar en el Indice de capítulos publicados.
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