Nerón
Busto del Emperador Nerón |
En el año 64
hubo un gran incendio en Roma, incendio que la posteridad ha asociado al
recuerdo de Nerón. Durante seis días enteros el incendio se extendió por los
barrios populares (construidos en madera y superpoblados) y redujo a cenizas la
mitad de la ciudad. No fue el primer incendio de Roma ni sería el último, pero
parece que fue el peor de su historia. Nerón estaba en Antium (la moderna
Anzio), en la costa, a 150 kilómetros al sur de Roma cuando el fuego empezó. Al
recibir las noticias del incendio, Nerón volvió apresuradamente y ordenó tratar
de controlar el incendio y organizar refugios temporales para los que se habían
quedado sin hogar.
Incendio de Roma del año 64 |
Nerón tenía manía por
el arte escénico, y dice la tradición que, desde una alta torre, contemplaba el
terrible e impresionante espectáculo de la ciudad en llamas iluminando el horizonte; pidió una lira e
improvisó un poema sobre el incendio de Troya. Comportamiento tan inconcebible
le hizo sospechoso de haber incendiado él mismo la ciudad. Y en efecto, se
observó que el incendio se originó por segunda
vez en los parques de Tigelino. Además, después del incendio, Nerón
aprovechó los amplios espacios que dejaron las casas carbonizadas de Roma, para
construir un palacio imperial sin igual en el mundo.
Culpable o
no, Nerón alejó de sí las sospechas culpando a los cristianos de Roma. Era fácil excitar al pueblo contra estos
orientales. Los cristianos de entonces eran casi todos griegos y judíos, gentes
que despreciaban e injuriaban a los dioses que siempre protegieron al Estado
romano, haciendo de él la primera potencia del mundo. Podía esperarse todo de
parte de aquellos impíos, incluso un incendio gigantesco y criminal. Sus
profetas anunciaban que bajaría fuego del
cielo y aniquilaría la capital por sus pecados, e incluso después del
incendio aún se atrevían a decir que el incendio fue un castigo que su dios
envió a los idólatras. Mediante torturas
se arrancaron confesiones, y se inició la primera persecución del Imperio contra los cristianos. Muchos fueron crucificados; otros
revestidos con pieles de animales, fueron arrojados a las fieras del circo, o a
los perros. Otros fueron encerrados en sacos untados de pez y quemados vivos
para iluminar los jardines de Nerón durante las fiestas nocturnas. Según la
tradición, los apóstoles Pedro y Pablo estuvieron entre los Mártires ejecutados
por Nerón.
Cristianos mártires en el circo romano |
Probablemente los
cristianos en tiempos de Nerón fueron perseguidos no solo por ser sospechosos del incendio, sino también
por su religión. Según varios
historiadores, las persecuciones tuvieron desde el principio carácter
político- religioso. Los romanos eran muy tolerantes en materia religiosa; en
general, acogían gustosos
a los dioses extranjeros. Los cristianos tenían derecho a introducir en
Roma un nuevo dios y adorarle libremente, y Roma no vería nada de anormal en
ello. Pero los romanos exigían reciprocidad. Roma no podía tolerar que los
adeptos del nuevo dios rehusaran ofrecer sacrificios a los dioses romanos, y se
negaran a que su dios ocupara un puesto en el Panteón romano, entre los demás
dioses. Al principio esto causó extrañeza, irritación después, y odio cuando
los cristianos demostraron aversión por los sangrientos juegos del circo. Y
puesto que los cristianos no participaban en el culto imperial, eran
considerados ateos, radicales peligrosos y posibles traidores.
Pero las
persecuciones fueron llevadas a tales extremos que hasta el populacho romano
sintió piedad. En definitiva, tales persecuciones hicieron más para estimular
el crecimiento del cristianismo que para impedirlo.
CAPÍTULO SIGUIENTE: La destrucción del templo de Jerusalen
Los capítulos publicados hasta ahora se pueden consultar en el Indice de capítulos publicados.
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